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Producción de cremas untables

La producción de cremas untables es un sector en constante crecimiento dentro de la industria alimentaria debido a la fuerte demanda de productos deliciosos y versátiles como el chocolate, el pistacho, la mantequilla de cacahuete y las variantes veganas o proteicas. Estas cremas son apreciadas por los consumidores por su textura suave y sabor intenso, pero su producción a escala industrial requiere una tecnología sofisticada y procesos bien controlados.

Desde la selección de las materias primas hasta el envasado, cada paso de la producción influye en la calidad final del producto. En particular, el llenado de productos de alta viscosidad supone un reto técnico que requiere el uso de maquinaria de alto rendimiento capaz de garantizar precisión, higiene y consistencia incluso con mezclas densas y delicadas.

El proceso de producción de las cremas untables

El proceso de producción de cremas untables implica una secuencia de pasos bien definidos que deben controlarse bien para garantizar un producto final uniforme, seguro y sabroso.

Selección y preparación de los ingredientes

El proceso de producción de las cremas untables comienza con una cuidadosa selección de las materias primas: frutos secos (avellanas, pistachos, almendras), chocolate, azúcar, aceites vegetales, leche en polvo, espesantes e ingredientes funcionales como fibra o proteínas aisladas. Los ingredientes se limpian y, en el caso de los frutos secos, se tuestan para potenciar su aroma y prepararlos para su posterior procesamiento.

Molienda y refinado

Los ingredientes sólidos se muelen hasta obtener una pasta fina y cremosa. Este proceso, realizado con molinos de bolas u otra maquinaria especial, reduce la granulometría y libera los aceites naturales de los frutos secos, mejorando la fluidez de la mezcla.

Templado (si procede)

Si la receta incluye chocolate, es necesario un proceso de atemperado para garantizar la correcta cristalización de la manteca de cacao. Este paso garantiza una textura suave, un brillo uniforme y una buena conservación del producto acabado.

Homogeneización y segundo refinado

La pasta obtenida se somete a un proceso de homogeneización para uniformizar completamente la estructura del producto, eliminar las burbujas de aire residuales y garantizar una consistencia estable y sabrosa. En esta fase, se alcanza el nivel deseado de cremosidad y cohesión entre los ingredientes.

Calentamiento

Antes de su llenado, la crema se calienta para reducir su viscosidad. El control térmico es crucial: las variaciones de temperatura pueden alterar la densidad y afectar a la precisión de la dosificación durante el envasado. Por tanto, el calentamiento debe ser uniforme y controlado.

Llenado

El llenado es un paso fundamental del proceso. Requiere maquinaria diseñada para manipular productos de alta viscosidad sin introducir aire ni crear imperfecciones como «tailing» (filamentos residuales) u «overfilling» (sobrellenado). La precisión en esta fase afecta directamente a la calidad y a la eficacia de la producción.

Sellado y envasado

Una vez llenos los contenedores —que pueden ser envases de vidrio, plástico u otros materiales—, se sellan y envasan. Los envases se cierran herméticamente, etiquetan y preparan para su distribución. La automatización de todo el proceso permite aumentar la productividad y mantener un nivel de calidad constante.

Tipos de cremas untables

El mercado de las cremas untables es muy diverso y está en constante evolución. Cada tipo de crema tiene características químico-físicas y reológicas diferentes, que deben tenerse en cuenta a la hora de elegir el proceso de producción y la maquinaria utilizada. Entre las principales categorías tenemos las cremas dulces tradicionales, como la famosa crema de avellanas con cacao, que combinan azúcar, aceites vegetales, pasta de avellana y aromas naturales. Son productos populares entre las familias para el desayuno y la merienda.

Otra categoría de éxito es la mantequilla de cacahuete, muy consumida en los países anglosajones. Tiene una consistencia más granulosa y densa, y es más propensa a la oxidación, por lo que suele envasarse en atmósfera protectora.

Estos últimos años también han proliferado las cremas de pistacho, almendra o con mezclas de frutos secos, a menudo en los segmentos gourmet y premium. Estas cremas untables son más caras, pero ofrecen un perfil organoléptico único y requieren una elaboración más cuidadosa para preservar su sabor natural y su color.

Por último, tenemos las variantes proteicas, veganas o sin azúcar, que responden a la creciente demanda de alimentos sanos. En estas fórmulas se utilizan proteínas vegetales, edulcorantes alternativos, aceites no hidrogenados e ingredientes funcionales, manteniendo al mismo tiempo una textura cremosa y untable. Las cremas untables ecológicas no contienen colorantes, por lo que tienen el color que adquieren naturalmente los frutos secos una vez transformados en pasta. En el caso de los pistachos, por ejemplo, el fruto, una vez convertido en pasta, tiene un color que tiende al marrón y no al verde brillante. Es necesario añadir colorantes para obtener un producto verde brillante.

Cada tipo de crema presenta diferentes retos técnicos durante el llenado: la viscosidad puede variar significativamente, algunas cremas requieren temperaturas constantes para no separarse, otras son sensibles al oxígeno y necesitan entornos controlados. Por este motivo, es fundamental disponer de equipos de llenado versátiles y de alta precisión.

Maquinaria y equipamiento para la producción de cremas untables

La producción industrial de cremas untables no consiste solo en mezclar ingredientes, requiere una infraestructura tecnológica de vanguardia que garantice una calidad constante, seguridad alimentaria y flexibilidad operativa. En este escenario, elegir la maquinaria adecuada es una ventaja competitiva clave.

Las soluciones más avanzadas disponibles actualmente en el mercado están diseñadas para:

  • Manipular productos de alta viscosidad con fluidez y sin interrupciones, incluso con trozos o microfragmentos de frutos secos.
  • Mantener la temperatura constante durante el llenado, evitando cambios bruscos que puedan afectar a la estructura de la crema o alterar su distribución en el envase.
  • Realizar una dosificación volumétrica de alta precisión, reduciendo el riesgo de overfilling (desperdicio) y underfilling (producto no conforme).
  • Minimizar la entrada de aire en el producto, evitando problemas de oxidación y preservando la vida de anaquel.
  • Facilitar la higienización, gracias a materiales certificados para el contacto con alimentos y a un diseño orientado a la higiene que facilita la limpieza entre lotes.
  • Adaptarse rápidamente a los distintos formatos de envases y volúmenes de dosificación, con tiempos de cambio optimizados y un manejo intuitivo mediante interfaces digitales.

La integración de estos sistemas en una línea automatizada permite optimizar el flujo de producción, mejorar la eficacia global, reducir las pérdidas de producto y garantizar una calidad constante incluso en grandes volúmenes. Además, las soluciones modulares permiten aumentar fácilmente la producción o adaptarla a nuevas recetas y variantes, respondiendo así de forma reactiva a la evolución del mercado.

En un contexto cada vez más competitivo e impulsado por la personalización de los productos, invertir en una maquinaria versátil, inteligente y de alta precisión es esencial para mantener altos niveles de calidad y garantizar una producción continua, sostenible y orientada al futuro.

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